10 de diciembre de 2009

El interés general


Ada Yonath, premio Nobel de química, declaraba a la prensa hace unos días que el Real Madrid y todo lo relacionado con el equipo blanco interesaba a la gente mucho más que el trabajo y los descubrimientos de los científicos.
Hasta aquí, una noticia que bien pudiera levantar ampollas, si no fuese porque la inmensa mayoría la leerá con indiferencia. Es lo normal, dirán tranquilamente, pues las ciencias, en una sociedad superecolarizada, son un coñazo, susceptibles de examen para colmo y, si no llega a mediar la denostada LOGSE, con todos sus regalos al respecto, fuente de frustración.
A los niños y niñas, según pontificó cierto ministro, hay que ofrecerles deporte, mucho deporte, relegando lo otro –léase matemáticas, lengua, física, historia y demás- al tiempo de descanso tras tan agotadoras ocupaciones, primordiales en una cultura del ocio como es la nuestra y como, de continuar la escalada del paro, va a seguir siendo durante décadas.
El caso es no saber, no entender, no preocuparse por nada, pues de eso ya se encargan la omnisciente televisión, sus guapos presentadores y los escribanos, a tanto el Kb, de Internet, pioneros estos últimos en democratizar la ortografía, a juzgar por sus perlas cultivadas.
¡A quién puede importarle la ciencia! Tenemos hospitales, farmacias, automóviles, trenes, aviones, ordenadores… El progreso parece que siempre estuvo ahí, y en cierta medida es verdad; pero, desde la rueda a la computadora, cientos, miles de hombres y mujeres han debido recorrer un camino larguísimo, jalonado de hallazgos luminosos, retrocesos frustrantes, incomprensión, pobreza, persecuciones, que ningún futbolero podría imaginar.
Que inventen otros, era frase moda en la posguerra, y seguimos atados aún a esta lacra, aportando al concierto universal fracasos escolares, famosos de pacotilla y escritores mediáticos, esperando, y así nos va, que todo nos lo den hecho.
No importa que las crisis nos parta en mil pedazos o regresemos a las cavernas a bordo del AVE. A buen tiempo, buena cara. Menos mal que nos queda el Real Madrid.

© Mario Galeote